Cuando chico leía las revistas de “El Santo, el enmascarado de plata”, basadas en el
personaje de lucha libre mexicano. Pero
no las fotonovelas sino que los cómics esos que venían en un papel brillante y
con tinta color café.
Recuerdo una historia en particular donde el Santo, junto
con su amigo Mala Facha, luchan contra
un vampiro. Esa historieta me hizo
recagar del miedo (disculpando las damas presentes). Ahí el chupa sangre huyendo del Santo se mete
a una casa de tres pisos y en lo que el héroe se demoraba en subir las escaleras para atraparlo,
el malo agarraba a un niño chico y se lo comía en la terraza del último piso. Cuando el Santo logra llegar a la terraza el
vampiro vuela con el niño en brazos y lo termina de matar en la calle para luego
botarlo como un trapo viejo. Esas imágenes
me tuvieron muchas noches sin poder dormir.
Eran medio macabras las historietas mexicanas de esos
años. Creo que el susto más grande era el
impacto que significó para mí la desnaturalización de una revista de
caricaturas que hasta entonces y muchos años después siempre eran situaciones
de acción o graciosas, pero no un
vampiro matando un niño chico. Algo
parecido a lo que hizo Stephen King en “Salem’s Lot” donde fue la primera vez
que a alguien se le ocurrió meter niños vampiros, quien haya visto la serie que
se hizo en los 80 siempre recuerda las imágenes de los niños rasguñando las
ventanas.
Otras revistas de esa época fueron “Memín Pinguín”, para mi gusto
la versión dibujada del Chavo del 8 y también ”Kalimán”, la respuesta a Sandokán
y Tarzán.
El año pasado quise comprar algunas de esas viejas historietas pero como ya no salen las encontré carísimas y en pésimo estado, pero nuevamente "gracias Internet por favor concedido", se pueden ver en la red.
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